Publicado por José Manuel Contreras P. 0 comentarios Etiquetas:




Tus ojos profundos,
que me observan a lo lejos,
mientras me ocupo...

Lo intentas,
ocultar que me observas,
pero aún así, lo noto...

Ese gesto tuyo,
para enfocar un texto,
se torna demasiado tierno...

Me tocas con tu vista,
al permitirte verme,
a ti me acercas...

Es la inquietud que me invade,
al estar a corta distancia,
al percibir tu dulce aroma...

Y soy yo quien sabe de ganas,
de estar así y seguir así,
hasta mucho más que hoy y después...

Aunque hay duda,
y no me atrevo a decir,
como suelo hacerlo...

Como pasa siempre,
me llevaré mi secreto,
sólo en mis recuerdos...

Y tú te irás sin percato,
de esto que apareció,
en sonrisas y gestos...

Te vas y me voy,
cada quien sus vidas,
porque al final no hubo magia...

Sólo sé lo que sé,
y tu sabes lo que sabes,
que no es lo que yo sé, ni tu sabes...

O sólo fue que no fue,
lo que fue suficiente,
para transmitir y contagiar...

La energía que experimento,
al acompañarte y conversar,
al roce ocasional, al verte...

Es como un secreto que engrandece,
que recordamos al final de la vida,
para sonreir y permitirle al orgullo invadirnos...

Aunque talvez no hay mérito,
en guardar silencio,
existe en respetar la vida de alguien...

Y como un sueño viejo,
para mí serías tú,
con tu belleza y misterio...

De querer saber lo que piensas,
y cómo piensas cuando piensas,
y creas muecas con tus labios...

Como ese antiguo deseo que al fin llega,
de conocer a alguien así,
como cuando te esperaba y no llegabas...

Y hoy estás aquí,
y es extraña la reacción,
porque no hubo intimidación como esperaba...

Hubo cercanía cuidadosa,
para no estropear las vidas,
tu vida y tampoco la mía...

Quizá fue sólo la falta de sincronía,
o que los deseos viejos ya no nos animan,
a tomcar los riesgos...

Quizá...

Quizá somos sólo dos extraños,
y así seguiremos...
haciendo historias los momentos...