Estos días después de las vacaciones post terremoto,

experimenté de nuevo el resultado de la inactividad física,

de la pausa en mi rutina y de la incongruencia entre órden mental y respuesta física...

Y bien,

me refiero a mis partidos de basquetbol,

donde nos ha tocado saborear las delicias de la derrota...

No es que antes no lo haya sentido,

tampoco es que no pueda soportarlo,

y mucho menos que no me vaya a ocurrir de nuevo..

Sólo que en esta ocación pensé un poco más de lo normal,

y eso es mucho que decir..

Pensé en que es un estado de vida, la derrota,

donde se hace el mayor es fuerzo pero no es suficiente para lograr el objetivo...

Donde también,

en numerosas ocasiones se llega a la insatisfacción no por las hazañas del oponente,

sino por la propia incapacidad y errores...

Es desesperación la que se siente,

hasta enojo, deseos de recriminar a todo lo posible en lo posible,

comenzando con nosotros mismos.

Y pienso, afortunadamente sólo es un juego de basquet,

en un torneo de entre tantos torneos...

Pero, aún así, he retomado mi rutina de ejercicio y acondicionamiento físico...

Que fácil es retomar la base que nos lleva al triunfo, no?